Miguel Benítez apodado el Búlgaro durante su último año en la tierra, dejó una maqueta con unas 30 canciones, grabadas a voz con guitarra, y sin ritmo ni compás, que permanecían guardadas en un cajón. Su hermano ha logrado quitarles el polvo y pegarles una lijada para aclarar el sonido, acompañado todo con excepcionales colaboraciones tanto en la parte musical como con la voz (Los Matajare, Tomasito, Palocortao, Muchachito, Josele Santiago, Los Delinqüentes, Juanito Makandé, Santiago Lara, Rafael Amador, José Gálvez, El Torta, Juan Diego Mateos, Raimundo Amador…).
Como bien esta redactado en la contraportada del cd “Escúchalo entero”, esa es la consigna principal que se debe tener en cuenta a la hora de ponerlo en marcha. Este no es un disco al uso o convencional, contiene un total de 27 canciones, incluyendo poemas recitados que el propio autor dejó sin música. En él se mezclan canciones desnudas con el Migue y Laura (su guitarra), otras marcadas por el rock garrapatero y sobre todo un estilo inclasificable, propio y libre.
El disco empieza con El Rock del león que hace de carta de presentación, dejándonos entrever como era el sonido original de las maquetas, sin retoques de estudio. Con Podenco Gripao se puede decir que ya arranca el disco en si, contrasta ver como ha quedado de limpia la canción, con los arreglos añadidos, comparada con la anterior. La personalidad del cantante se observa con la letra del Sapo verde “seguiré yo vacilando bajo el sol…”, seguida del poema recitado Nuestro amor cabalga al viento, donde se entrevé por donde se mueven sus sentimientos. Con el corte 5 se empieza a desgranar el potencial del jerezano, “…metío en ese centro yo no aguantaba más”, letra desnuda combinada con guitarra española a ritmo de rumba. Cada poesía va subiendo la solemnidad del álbum, insertadas ellas entre canción y canción, La historia del caballo de plata. Los estilos aportados son propios e irrepetibles, como bien se observa en el reggae Sigo a la luna, “Y arriba la luna y mi cuerpo abajo le estaba diciendo al escarabajo que voy buscando mollera…”, que maestría para metaforizar las cosas.
Flamenco transgresivo, así califico su género musical, definiéndolo perfectamente con esas dos palabras, que ponen patas arriba las entrañas del palo flamenco. En la canción Hasta la colonia empieza a destacar el rock garrapatero creado por los Delinqüentes, rematada con El Rock del Cortijo en donde el Canijo pone la voz a su compare. Entre medio un fantástico cante, en el poema Anestesiado interpretado por Manela Jiménez y otro tema sentimental Dejarlo correr, “Permita Dios que to’er que miente se pudra en su silencio”. La moto del Rey del Regaliz vuelve a arrancar para interpretar Mi currela que sigue con el Rock&Roll de telón de fondo. Soy de los verdes tema cantado por Juanito Makandé, en él se ve el amor que existe en su arte por todo lo que rodea a su Jerez. Mi amante es otra de las poesías intercaladas, que se antepone a Anónimo que cierra el circulo de canciones rockeras que el Migué interpretaba a su estilo. Cualquiera que conociera con anterioridad la discografía de Los Delinqüentes, se le pondrán los pelos como escarpias, al escuchar uno de los himnos que mejor redactó El Búlgaro, llamado originalmente Medio pa’ la higuera, la letra de esta canción describe todo lo que rodeaba a su mundo antes que el aire viniera lleno de chinchetas.“Y una casa de cartón para poderte amar.
Y rápido quito el cielo de nubes negras.
Yo sueño con tu calor, no quiero despertar.
Tus dunas y unas cortinas dentro la cueva, dentro la cueva...”
Después de esta conmoción, Esperaré marca con un tono pausado el cambio de tercio que nos conducirá hasta el final en donde están situadas las canciones más desgarradoras y que no se pueden pasar por alto. Con las manos sueltas o pegadas se puede bailar Yo soy como el sol, rumbita en donde colabora Rafael Amador, que junta a la perfección su voz a la del Migue.
Si aún no estaba claro y como no podía ser de otra forma Caminando viviré hace sacar nuevamente las palmas de los bolsillos, dedicando este tema a Jerez “siempre vuelvo a la frontera de los jereles…”. Allí morir y Carta a mi sirena cierran los cortes de poemas sin música. Mención especial para El Torta, marcándose él solo el tema Viviendo sin frenos, poniendo todo su sentimiento para hacer este cante a la droga, que dejó al Migue por el camino, “Líneas de veneno, líneas de veneno, de veneno blanco, que consume mi cuerpo.”. Con La reina de mi vara verde termina el apartado Gris, aprovecha para sacar todo lo que llevaba dentro en ese momento “Me saludan mis compares por la mañana, no paro con ellos ni tampoco tengo ganas. Prefiero ser solitario yo… el poeta de tus labios.”.
Por último para completar el trabajo, nos queda el Epílogo Blanco, con estas 3 últimas canciones Cantándole a la fe, Er Tostao y Poeta Garrapatero, el disco coge una fuerza impresionante, que no se puede llegar a desgranar porque lo mejor es escucharlo por uno mismo.
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