lunes, 23 de diciembre de 2013

Doblete Suave en Massanassa y Sant Vicent del Raspeig

Alguna vez se me había pasado por la cabeza acostarme con dos mujeres a la vez, pero nunca había llegado a pensar que podría asistir dos días seguidos a un concierto de Rock del mismo grupo, la locura valió la pena. El planteamiento inicial era ir a ver a Los Suaves, que dentro de su gira de “Los 1000 conciertos”, hacían escala en la franja mediterránea, visitando la localidad de Massanassa para el viernes 20 de diciembre; pero el azar, nos hizo alargar el “festival suave” hasta el sábado, ya que al Compadre jugón le tocaron dos entradas para ir a verlos en Sant Vicent del Raspeig al día siguiente.


Siempre me ha gustado comparar actuaciones, así que esta vez por proximidad horaria, no podía ser menos. La del segundo día fue de mucha mayor calidad de sonido, tal como estuvimos reflexionando con Charly al final de todo, que la del primero. Los instrumentos sonaban con la rudeza que exige el Rock y la voz de Yosi se escuchaba con bastante claridad, dentro de sus limitaciones. Alberto esta vez no se enojó como se apreciaba en Massanassa y alargaron los bises con el tema “Mi casa”. El track list fue un calco los dos días, a excepción de esta última; aun así, las vibraciones fueron mucho mayores en Sant Vicent. Esto son cosas de los directos, no hay dos igual.


La convivencia suave durante los dos conciertos seguidos, nos hizo vivir junto a ellos momentos que van más allá de la pura actuación, de esta forma me gustaría trazar la crónica recalcando la figura individual de cada uno, tanto en lo musical como en la proximidad al público sobre todo. Y digo proximidad, porque como en las siguientes líneas se podrá leer, hubo algo más que simple contacto sonoro entre ellos y nosotros.


 Yosi, alma mater del grupo, carisma, una bestia enjaulada encima del escenario, transmite emociones a los presentes. Es difícil dejarlo de mirar cuando estás disfrutando del concierto, a veces, parece que dice más cosas con sus gestos y muecas que, con las palabras trabadas que suelta. El grupo lo tiene como protegido, es el primero en marcharse al terminar el bolo, la gente le rodea y le sigue hasta que desaparece. Se desplaza casi en volandas llevado por los incondicionales, todos quieren tocarlo, y él intenta decir cosas, pero como bien reza en alguna canción “nadie escucha lo que digo”. Su despedida de la sala, se asemeja a aquella portada de su disco “Malas Noticias”, donde Yosi, yace muerto rodeado de gente y sujetado por sus fans.

Fernando juega el papel de segundo guitarra, pero no por falta de nivel, sino más bien porque el primero es su maestro. Se le vio taciturno en el segundo concierto, cosa poco frecuente en él, pero todos no podemos estar siempre en nuestro mejor día, somos personas, en el tema final “La noche se muere”, acabó tocando sentado y con los ojos cerrados. A la salida, le pudimos robar 30 segundos para hacernos una foto, antes que se fuera junto a Yosi.


Alberto, es puro perfeccionismo y sensatez, parece la cara opuesta de Yosi. El primer día estuvo cabreado por la mala sonoridad del recinto y motivó que el concierto acabara pronto, el segundo día se le vio con mucha más energía, va sobrado en las seis cuerdas y regala solos a caudales. Pudimos compartir instantánea con él, aunque es mucho más serio que los dos músicos que nos quedan por describir.

Tino, aun siendo una persona tímida, cuando baja del escenario después de darle a los palos, es todo un anfitrión del grupo. Se nota que la juventud le une a muchos de los fans y conversa con ellos, como si los conociera de siempre. Nunca dice un “no” a una foto y además le gustó preguntar por las camisetas que llevábamos. Le hicimos un buen interrogatorio sobre los planes futuros del grupo y le dimos la enhorabuena por el directo editado recientemente de la gira anterior, donde nosotros como buenos gatos aparecemos.

 

Charly, hermano de Yosi, es la auténtica pieza que mueve Los Suaves y los ha arrastrado a donde están, o por lo menos, esa fue nuestra impresión. Sobre el escenario en segundo plano junto a su bajo y ampli, es simpático y se divierte junto a la gente, tiene el sano trastorno de ser risueño. Derroche de simpatía al terminar el concierto, no dejó a nadie sin su ración de maullido. El primer día nos impresionó verlo tan cercano con los que nos congregamos en la puerta de salida, intercambiamos impresiones, opiniones, preguntas e incluso estuvimos analizando un antiguo video que vimos junto a él, de una actuación de los años 80 del grupo. Varias son las frases que nos dejó: “el grupo es grande porque vosotros lo habéis hecho grande”, “nos gustaba poner al rojo el ampli”, “yo me río desde arriba al ver vuestras caras”, “esto que os acabo de contar si lo ponéis en internet os lo negare, jejeje”, “gracias por venir”. Sus palabras fueron “chapa” en estado puro, se fue el último junto a los últimos gatos que aún recorría la noche. Nos quedamos con las ganas de compartir fiesta post concierto con él y con los demás compadres que allí conocimos, que se vuelva a repetir.


En nuestro papel de viajeros por los conciertos, coloco un nuevo hito musical, al haber podido conocer a Los Suaves y en especial a Charly mucho más en profundidad. Sabemos que se acordará de nosotros la próxima vez y nosotros de él por siempre. De regreso a casa, después de “dormir en los portales” y “viajar al fin de la noche sin billete”, estuvimos recordando todo lo sucedido, es lo que queda cuando la música se termina.


El Compadre Miguel

jueves, 23 de mayo de 2013

Viajando al fin de la noche

Los Suaves llenan la sala Gossip de Vila-real dentro de su gira de los 1.000 conciertos.

Os lo juro por mi vida, lo confieso... no puedo dejar el Rock. Dicen que cuando los sueños se van, ya nada vale, la suerte está en contra tuya y toda tu vida es pura monotonía, siempre igual. Por suerte, todavía resuenan en mis oídos aquellos acordes... aquella voz, triste y cansada, de un Yosi en estado puro, pletórico, exultante... tal vez sea porque el equipo de sus amores, su atleti, había conquistado el título de copa del rey tras imponerse a su eterno rival, el Real Madrid. Así lo demostró y nos lo hizo recordar varias veces durante las dos horas intensas que duró el concierto.



Hasta Vila-real que nos desplazamos mi compadre y yo el pasado viernes 17 de mayo, San Pascual Bailón (o San Francisco Express, que también queda bien), patrón de la ciudad. Por una vez en la vida pensé que la noche iba a ser distinta y así fue, tanto como el concierto de Los Suaves, que empezó a las 00:30 horas, después de que las puertas de la sala Gossip abrieran a las 23:00 h. Una vez dentro, pudimos comprobar que la sala no era muy grande, pero sí muy acogedora, recibiendo a los gatunos que poco a poco se adentraban en ella hasta alcanzar las 700 personas que se dieron cita aproximadamente. La temperatura en la sala ascendía cada vez más con el paso de los minutos, tanto que el sudor en el cuerpo era una realidad, sobre todo si ibas abrigado, como yo. ¡Maldita sea mi suerte! Menos mal que después ya corría el aire en el interior de la sala y se pudo hacer más llevadera la estancia.
Hay canciones que nunca pueden faltar y, de hecho, nunca faltan en un concierto de Los Suaves, como ‘Palabras para Julia’, ‘Dolores se llamaba Lola’, ‘¿Sabes? Phill Lynot murió’ o ‘El afilador’, que hicieron enloquecer al público asistente. Dentro de la veintena de canciones que se marcaron, que no es poco, eché de menos algún tema que otro como ‘Si pudiera’ o mi preferida ‘Malas noticias’. Aún así, pude disfrutar de algunas canciones que jamás había escuchado en directo y con las que nos lo pasamos en grande, como son ‘La ciudad se llama perdición’, ‘Llegaste hasta mí’ o ‘Peligrosa maría’, con un Yosi juguetón y regocijado en todo momento, sin parar de hacer las bromas y burlas de turno tanto al público como a los demás miembros del grupo.

El concierto llegaba a su fin, se veía venir. En estos casos, cuando la música termina, lo mejor que puede hacer uno es no parar de aplaudir, sonriente y cegado por los focos de la luz, y rendirse ante los pies de unos mártires del Rock & Roll como son Los Suaves, uno de los grupos de rock más grandes que han existido y existirán sobre la faz de la tierra.



Salimos de la sala a las 02:33 h. Toda una madrugada, fría y apagada, nos quedaba por delante hasta que saliera el primer tren de regreso a casa, así que tocaba hacer un poco de Pardao. Mientras, las horas en procesión pasaban lentas, despacio, como un segundo en el reloj de dios. La noche se muere, se estaba cayendo, casi como nosotros, que, como dos niños pequeños, vimos brillar las estrellas como nunca o... tal vez, ¿quién sabe? nos trajimos una con nosotros esa misma noche (mil gracias, Charly).

Son tantos los recuerdos que guardo en la memoria y en el corazón de aquella noche suave y larga madrugada por las calles de aquella ciudad llamada perdición que parece que aún fue ayer. Tantas horas deambulando por ahí, perdidos en la sucia soledad, ahogando la fría noche después de volver a disfrutar de un concierto de Los Suaves fue, sinceramente, un dulce castigo.

A las 6:55 h. cogimos el tren. Ya nos vamos. Era hora de dormir.

EL COMPADRE WILLY

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